28 Nov Everest

Dos historias cortas.
La primera es la de Leo Mclean que un día decidió ser el primer argentino en lograr hacer el SEVEN SUMMITS, un circuito basado en escalar las siete montañas más altas del mundo, una en cada continente. El Aconcagua, el Kilimanjaro, el Elbruz, el Vinson, el McKinley, el Cartstensz y, si sobreviviste física o económicamente a los anteriores, el Everest, que con 8.848 metros, es el más alto del mundo.
Luego de subir los otros seis, Leo intentó subir al Everest. Venía de sufrir una neumonia y un hemotorax desencadenados por contraer la fiebre porcina en México. Además tenia un desagarro en el talón de Aquiles. Nada de eso lo detuvo para llegar al Campamento 3, ubicado a 7200 metros. Allí tuvo que volverse, tenía las vías renales bloqueadas, orinaba sangre y seis cálculos en el riñón derecho. Fue arrastrado por sus compañeros hasta llegar al campamento base, donde un helicóptero lo trasladó a Katmandú.
Ahí se dijo a sí mismo: “hasta acá llegué”. Cuando se encontró con su mujer, ella lo primero que le dijo fue: “¿Cuándo volvés?”. “¿a donde?” Le preguntó.
“¿Cómo a dónde? Al Everest, ¿O acaso no es tu sueño?”.
Impulsado por ella, el año siguiente Leo volvió y llegó a la cima.
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La otra historia es la de Eduardo, uno de los clientes regulares de la comiqueria donde trabajé un tiempo.
No nos aceptaba los tickets ni las bolsas y hasta golpeaba las revistas para que parecieran viejas. “Sino mi esposa me mata” murmuraba riendo. Era un tipo con plata, las discusiones con su esposa no eran por dinero, eran ideológicas. “A ella no le gusta que lea estas cosas” decía, sin dejar de sonreír. Yo no podía evitar sentir pena por él.
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“El 90 por ciento de los matrimonios terminan en divorcio” me decía la gente cuando les contaba que me iba a casar con Paloma. Siento que no casarse porque otros fallaron es como no competir en el mundial porque desde el 86 no lo ganamos. Como no animarse por miedo a las estadísticas.
Porque cuando la meta es clara para ambos, no golpeas las revistas contra el mostrador, escalas el Everest. Y si se animan, lo suben juntos.

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